Como no había ascensor en Chinatown nos hicieron continuar en tren hasta Brooklyn para que Iris pudiera cambiar de andèn, regresar por la otra vìa y comprobar que tampoco en la otra direcciòn había elevator.
Ella iba sonriendo, igual que las ventanillas cuando el tren tomò una bocanada de la línea del cielo.
En algùn lugar estas imàgenes llevan mùsica.
Ella iba sonriendo, igual que las ventanillas cuando el tren tomò una bocanada de la línea del cielo.
En algùn lugar estas imàgenes llevan mùsica.
Hola Teresa... Soy Miguel A. Varela, de Ponferrada. Paquito me ha pasado la dirección de tu interesante blog que, de paso, me da la ocasión de agradecerte, en mi nombre y en el de Lourdes, el contacto que en su día nos hicisteis Antonio y tu con Taciana. Mi hija Natalia está encantada en la Autónoma con su aprendizaje de ese idioma endemoniado que es el chino. Espero que tu estancia en Nueva York te sea fruntífera profesional y personalmente. Un abrazo
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