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domingo, 14 de febrero de 2010

TIGRE, FELIZ AÑO NUEVO!

A las 11am han comenzado oficialmente las celebraciones del año nuevo chino en Chinatown, New York, desde la calle Mott, on scene...





Sì, ahì estaba yo en directo. 14 de Febrero, San Valentín... o la llegada del Tigre. Yo, dadas mis circunstancias me pedì tigre.



Soy una apasionada de Chinatown, un poco emperatriz de este barrio chino en el que ya puedo saludar a algùn amigo. No podìa faltar a una cita tan significativa teniendo en cuenta que ahora prefiero ser Rata antes que Aries, culpa de mi querido Miguel Biedma.



Al dragòn se le espera pacientemente. Salen los mùsicos. Ya viene el dragòn, los de los palos sujetan a los mirones. El cla cla cla persistente de los platillos es de ansiolìtico. Finalmente, sale el dragòn.





La mitologìa china dice que todo comenzò con el dragòn, cuando los dioses, en el principio de los tiempos, quisieron estar cerca de los hombres y se acercaron a la tierra en el vientre de un dragòn. Los dragones podìan cambiar de color, volar, sumergirse en las aguas, hacerse invisibles por un instante y cambiar de tamaño a su antojo. Muchos quieren pensar que las antiguas escrituras chinas estàn describiendo en realidad a ovnis.



Lo cierto es que el dragòn sigue siendo un sìmbolo de prosperidad y amistad.



Cada calle tiene su pareja de dragones, su pandilla de adolescentes, sus platillos, su carrito y su tambor.



Pero solo en la calle Mott està el misterioso yonki de gorro de mutón.



Le conozco. Es el digno patriarca que participa en las ceremonias de la comunidad de modo humilde pero con su cuerpo cachemir, filàntropo, digno tambièn de la direcciòn de la màs dura mafia china... En fin, que se me dispara la imaginaciòn. El estilazo que tiene el galàn. Con esta majestad china y el escàndalo del dìa, recuerdo vivamente Manhattan Sur, la pelìcula de Michael Cimino.



Chinatown se llena de pandilleros en las fiesta del Año Nuevo, todos los adolescentes que probablemente pasan por rituales de consagraciòn a Buda en las trastiendas de las cocinas se turnan por transportar la cabeza o la cola del dragòn,el estandarte o los palillos de mantenerte a raya


La ceremonia transcurre de calle en calle. Primero se espera a los dragones, luego estos iràn entrando en las casas o comercios, para limpiar los malos espìritus. La percusiòn dramatiza el vuelo de sus plumas.




En el Parque Sarah Rooselvet, esquina con Grand, es la presentaciòn de las Reinas de las Fiestas. A partir de ese momento, el parque se llena de puestos, mùsicos, acròbatas y bailarines.





La policìa ordena como ya sabemos que se ordena aquì, por cuadras. Y no es anecdótica la imagen, me asombra la cantidad de policías a los que he visto manejando el mòvil y la càmara. Y, ojo, singular relaciòn la del cuerpo con este barrio que cada dìa devora màs terreno y negocio a Manhattan



Y, en fin, los turistas y visitantes participamos en la relatividad del fuego artificial, escuetamente.



Durante la fiesta del año nuevo no hay business en Chinatown. No es dìa para el contrabando.



Los chinos son muy suyos, o sea, chinos, y esta es su fiesta, pero te dejan estar, eres clap, espectador al que asombrar con su dragones misteriosos; en definitiva, mortal.

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